
Si decides que Uruguay será tu próximo destino de viajes, Punta del Este definitivamente es un must entre sus puntos turísticos: playas, deportes, compras, lujos. El avistamiento de la ballena franca austral es también muy popular en invierno (entre los meses de julio y octubre), pero éste no es el animal del que vamos a hablar ahora.
El siguiente artículo va a tratarse de solamente una de las dos islas que embellecen aún más la vista desde la península: la Isla de Lobos, una experiencia imperdible si eres un amante de los paseos en barco y del eco turismo.
Isla de Lobos se encuentra justo en la embocadura del Océano Atlántico aproximadamente a 14 km del puerto de Punta del Este (8 millas náuticas; 45 min de viaje), y cuenta con 400 km de extensión rocosa cubierta principalmente de pasto, calagualas, cañaverales y una escasa capa de tierra.
Allí se encuentra la colonia más grande de lobos marinos de América del Sur.
Aproximadamente 250.000 lobos finos o lobos de dos pelos y 180.000 leones marinos o lobos de un pelo que coexisten pacíficamente. No está permitido que los visitantes pongan un sólo pie sobre la isla, allí solamente se encuentra un grupo muy reducido de personas encargadas del cuidado y de la vigilancia del rebaño de lobos marinos, del mantenimiento de la isla y su faro, e investigadores que se dedican a estudiar la fauna marina.
La población de lobos de la isla se auto regula gracias a que estos animales no tienen que lidiar con ningún depredador cercano (ni orcas ni tiburones) y además, su caza y persecución está prohibida por ley en Uruguay desde que Isla de Lobos dejó de ser explotada indiscriminadamente como colonia lobera de producción de aceite, carne y cuero, para convertirse en una reserva natural dedicada a la preservación de lobos y leones marinos.
En el puerto de Punta del Este se pueden encontrar varios operadores privados que realizan paseos hacia la isla a la que obviamente sólo se puede acceder embarcándose. Cuesta alrededor de 60 dólares por persona: son paseos de 2 hs ida y vuelta (las sacudidas del barco son peores a la ida por la dirección de la marea).
Puedes ver los lobos marinos claramente desde el barco; descansando sobre las rocas, escalando, chapoteando en la orilla o nadando entre saltos. Pero eso no es todo: dando la vuelta a la isla estos barcos se detienen en un punto específico para dejarte nadar e interactuar un rato con ellos, sin olvidar que; aunque no sean territoriales dentro del agua (si fuera de ella) se trata de animales salvajes y hay que ser cuidadoso con ellos.
Justamente como son animales territoriales cuando están fuera del agua es preferible que nadie se acerque a las rocas. Una vez dentro del agua es mejor que no nos alejemos demasiado de la embarcación en la que estamos y escuchemos las sugerencias de la tripulación.
Estuve por la isla el mes pasado y les puedo asegurar que fue una experiencia increíble. Al principio puede darte un poco de miedo saltar, el agua es muy densa y oscura y hay más de seis metros de profundidad, pero no hay que dejar que eso nos detenga. Una vez que estas en el agua entre aletazos y coletazos te sientes súper feliz y rodeado de un montón de nuevos amiguitos.
A las diferentes especies de lobos marinos las podemos distinguir de las focas, por tener orejas y caminar en cuatro patas (sus cuatro aletas), y entre ellos, por sus colores. Mientras que los lobos finos son de color gris plateado con algún reflejo rojizo o anaranjado en su pelo, los leones marinos son amarronados. Además, éstos últimos llevan una gruesa melena alrededor del cuello.
Los lobos se acercan de a grupos de 5 o 6 y se quedan mirándote por un largo rato con sus enormes ojos que parecen dos bolas negras de billar. Son la más curiosa de las dos especies, intentan estirarse y hacen posturas de lo más cómicas para poder verte mejor.
Los leones marinos parecen ser un poco más prudentes, tal vez es sólo impresión mía al haber nadado con dos leonas madres que estaban pendientes de sus cachorritos. Pasean alrededor de uno como si estuvieran midiendo todos nuestros movimientos, pero si te dejas llevar y nadas y juegas junto a ellas te ganarás la confianza de éstas mamás y verás como enseguida te dedican alguna que otra divertida pirueta en el agua.
No es para nada una experiencia frecuente y vale muchísimo la pena darse el gusto, aún más en las condiciones en las que Punta del Este e Isla de Lobos te lo permiten.
Fuente: Intriper